Columna de opinión de la Ministra del medio Ambiente, en relación a la cita de Copenhague, sobre Cambio Climático.
OPINIÓN
Chile enfrenta el cambio climático
A pocas semanas que se desarrolle en Copenhague, Dinamarca, la cumbre mundial sobre el cambio climático, todo parece apuntar que el desafío ambiental que se nos avecina, es de una magnitud nunca antes vista.
Para Chile, el fenómeno del calentamiento global no es indiferente. Es por ello que hemos planteado con fuerza nuestro punto de vista en los diversos foros internacionales. Así por ejemplo, durante la última reunión de Alto Nivel sobre Cambio Climático convocada en el mes de septiembre por la Organización de Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos, la postura de Chile fue clara: los países desarrollados están obligados éticamente por su responsabilidad histórica en el calentamiento global, a hacer una apuesta importante de reducción de emisiones, y los en vías de desarrollo también debemos comprometer nuestros esfuerzos para esta lucha histórica.
El planteamiento de nuestro gobierno puso el acento en destacar que todos debemos contribuir, -países desarrollados y países en desarrollo- cada cual según sus capacidades, desde luego, a enfrentar el fenómenos del cambio climático. Estos esfuerzos y acciones a desarrollar tienen un presupuesto básico: la condición de obtener financiamiento y ayuda de los países desarrollados que son los grandes responsables del calentamiento global. Estamos convencidos que no existen excusas ni éticas ni reales para la inacción. Por ello esperamos metas ambiciosas por parte del mundo industrializado y una activa participación por parte del mundo en desarrollo.
Chile, como país en desarrollo, esta comprometido en aportar a los esfuerzos de mitigación y control de emisiones de gases de efecto invernadero, a través de NAMAS, es decir, acciones de carácter nacional y apropiadas de acuerdo a las realidades del país. Chile ya ha iniciado una serie de acciones tempranas, mediante la implementación de políticas públicas que incentivan, principalmente, el uso eficiente de la energía y las energías renovables y otras en distintos sectores de la economía.
Estamos viviendo fenómenos climáticos extremos. No necesitamos ni más evidencia científica, ni más discusiones. El cambio climático existe y debemos enfrentarlo como un compromiso ético, tanto nacional como internacionalmente, con miras a lograr un resultado exitoso en Copenhague, en el mes de diciembre.
Ahora bien, ¿por qué si nuestro país es un bajo emisor mundial de gases efecto invernadero, estamos tan preocupados de este fenómeno global? En primer lugar, porque tenemos el compromiso de aportar en forma constructiva a la solución del cambio climático, entendiendo que un problema común de la humanidad exige esfuerzos adicionales de todas las naciones y actores relevantes, tanto del ámbito público como privado.
Aún más, para Chile es un tema de suma relevancia dado que poseemos zonas costeras bajas, zonas áridas y semiáridas, zonas expuestas al deterioro forestal y zonas de alta concentración de contaminantes a nivel urbano, precisamente aquellas variables que la Convención de Cambio Climático ha utilizado para determinar la vulnerabilidad de los países.
En el país contamos desde el año 2008, con un Plan de Acción Nacional de Cambio Climático, el cual se inserta en la Estrategia Nacional de Cambio Climático que contempla tres ámbitos de acción: Adaptación a los Impactos del Cambio Climático; Mitigación de las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero; y Creación y Fomento de Capacidades para abordar el problema en Chile.
La buena noticia es que no estamos solos en este camino; existe consenso nacional e internacional en torno al gran valor que tiene disponer de la información científica más actualizada que permita la toma de decisiones informada de los gobiernos, así como contar con una estrategia de generación de nuevas tecnologías que incluya su transferencia y financiamiento adecuado.
Los elementos anteriores permitirán a Chile hacer un aporte al esfuerzo mundial de lograr un desarrollo sostenible. Desarrollo que haga posible un crecimiento equitativo de la humanidad, y que no replique los errores del pasado, cometidos en los procesos de industrialización de muchas naciones del planeta.
Ana Lya Uriarte Rodríguez
Ministra del Medio Ambiente
Chile enfrenta el cambio climático
A pocas semanas que se desarrolle en Copenhague, Dinamarca, la cumbre mundial sobre el cambio climático, todo parece apuntar que el desafío ambiental que se nos avecina, es de una magnitud nunca antes vista.
Para Chile, el fenómeno del calentamiento global no es indiferente. Es por ello que hemos planteado con fuerza nuestro punto de vista en los diversos foros internacionales. Así por ejemplo, durante la última reunión de Alto Nivel sobre Cambio Climático convocada en el mes de septiembre por la Organización de Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos, la postura de Chile fue clara: los países desarrollados están obligados éticamente por su responsabilidad histórica en el calentamiento global, a hacer una apuesta importante de reducción de emisiones, y los en vías de desarrollo también debemos comprometer nuestros esfuerzos para esta lucha histórica.
El planteamiento de nuestro gobierno puso el acento en destacar que todos debemos contribuir, -países desarrollados y países en desarrollo- cada cual según sus capacidades, desde luego, a enfrentar el fenómenos del cambio climático. Estos esfuerzos y acciones a desarrollar tienen un presupuesto básico: la condición de obtener financiamiento y ayuda de los países desarrollados que son los grandes responsables del calentamiento global. Estamos convencidos que no existen excusas ni éticas ni reales para la inacción. Por ello esperamos metas ambiciosas por parte del mundo industrializado y una activa participación por parte del mundo en desarrollo.
Chile, como país en desarrollo, esta comprometido en aportar a los esfuerzos de mitigación y control de emisiones de gases de efecto invernadero, a través de NAMAS, es decir, acciones de carácter nacional y apropiadas de acuerdo a las realidades del país. Chile ya ha iniciado una serie de acciones tempranas, mediante la implementación de políticas públicas que incentivan, principalmente, el uso eficiente de la energía y las energías renovables y otras en distintos sectores de la economía.
Estamos viviendo fenómenos climáticos extremos. No necesitamos ni más evidencia científica, ni más discusiones. El cambio climático existe y debemos enfrentarlo como un compromiso ético, tanto nacional como internacionalmente, con miras a lograr un resultado exitoso en Copenhague, en el mes de diciembre.
Ahora bien, ¿por qué si nuestro país es un bajo emisor mundial de gases efecto invernadero, estamos tan preocupados de este fenómeno global? En primer lugar, porque tenemos el compromiso de aportar en forma constructiva a la solución del cambio climático, entendiendo que un problema común de la humanidad exige esfuerzos adicionales de todas las naciones y actores relevantes, tanto del ámbito público como privado.
Aún más, para Chile es un tema de suma relevancia dado que poseemos zonas costeras bajas, zonas áridas y semiáridas, zonas expuestas al deterioro forestal y zonas de alta concentración de contaminantes a nivel urbano, precisamente aquellas variables que la Convención de Cambio Climático ha utilizado para determinar la vulnerabilidad de los países.
En el país contamos desde el año 2008, con un Plan de Acción Nacional de Cambio Climático, el cual se inserta en la Estrategia Nacional de Cambio Climático que contempla tres ámbitos de acción: Adaptación a los Impactos del Cambio Climático; Mitigación de las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero; y Creación y Fomento de Capacidades para abordar el problema en Chile.
La buena noticia es que no estamos solos en este camino; existe consenso nacional e internacional en torno al gran valor que tiene disponer de la información científica más actualizada que permita la toma de decisiones informada de los gobiernos, así como contar con una estrategia de generación de nuevas tecnologías que incluya su transferencia y financiamiento adecuado.
Los elementos anteriores permitirán a Chile hacer un aporte al esfuerzo mundial de lograr un desarrollo sostenible. Desarrollo que haga posible un crecimiento equitativo de la humanidad, y que no replique los errores del pasado, cometidos en los procesos de industrialización de muchas naciones del planeta.
Ana Lya Uriarte Rodríguez
Ministra del Medio Ambiente
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