El renacer del arroz devuelve la esperanza a una comunidad de Kenya, dice artículo de la FAO

En el momento álgido de la crisis de los precios de los alimentos en 2008, la FAO lanzó a través de su Iniciativa sobre la subida de los precios de los alimentos (ISFP, por sus siglas en inglés), una serie de proyectos de suministro de insumos durante un año para ayudar a los campesinos vulnerables a producir más alimentos y obtener más dinero. En Kenya, en donde el conflicto civil, la sequía y los elevados precios de alimentos, combustibles e insumos han dejado a las familias pobres en una situación de mayor vulnerabilidad aún, estas ayudas han devuelto a una comunidad la esperanza de un futuro mejor.

Ahero, Kenya - En este mes de septiembre, los arrozales en Ahero -una comunidad rural en el suroeste de Kenya- rezumaban actividad.

A través de los más de 2 000 acres de tierra (unas 800 hectáreas, ndr) que forman parte del Zona de Riego de Ahero, hombres y mujeres se encontraban atareados aplanando la tierra y transplantando los plantones de arroz.

Hay muchas expectativas de que la próxima cosecha esté a la altura de la extraordinaria obtenida hace unos meses. Con rendimientos que doblan -incluso triplican- a los de años anteriores, existe ahora "competencia para ver quien obtiene más sacos por acre", explicó Richard Arodi, un campesino de 75 años que lidera uno de los 30 grupos de agricultores de la zona de riego.

El éxito de la cosecha de arroz de la temporada anterior ha dado un nuevo impulso a esta comunidad, compuesta por unas 20 000 personas. Ahora hay más trabajo y circula más dinero para la economía local.

Una ciudad fantasma

Hace apenas un año -antes de que la FAO suministrara insumos a los campesinos de Ahero para relanzar la producción de arroz-, el escenario era muy diferente.

Tan solo una pequeña parte de los 2 168 acres incluidos en la zona de riego estaban cultivados, la producción era baja y los campesinos se veían cada vez más incapacitados para actuar a causa del elevado coste de las semillas, los fertilizantes y el combustible.

"No habían tenido una buena cosecha de arroz en ocho o nueve años", subrayó Paul Omanga, Consultor nacional de la FAO en Kenya para Producción Agrícola. "Eran vulnerables", añadió.

Los niveles de pobreza en Ahero son altos y la propagación del VIH ha pasado factura a la comunidad. Antes del actual auge del arroz, la mayoría sobrevivía de lo que podían cultivar en pequeñas parcelas de tierra junto a sus casas o malvendiendo su ganado u otros activos. Los padres, incapaces de pagar las tasas escolares, se veían obligados con frecuencia a sacar a sus hijos de la escuela.

Las consecuencias de la violencia postelectoral junto con el aumento a nivel mundial de los precios de los alimentos y el combustible en 2007-2008, empeoraron la situación.

"Antes de que comenzara el proyecto del arroz, obteníamos algo de dinero para comprar maíz o mijo, pero no nos llegaba ni para un saco completo", aseguró Karen Awuor, una viuda de 47 años con siete hijos. "En ocasiones, nos limitábamos a beber agua y luego dormir, ya que no teníamos nada de nada".

Con pocas oportunidades a la vista de hacer dinero, en especial para la gente joven, "Ahero parecía una ciudad fantasma", en palabras de Omanga.

Renacer del cultivo del arroz

Una inversión anterior de la FAO en dos bombas de agua nuevas había ayudado a resucitar la zona de riego de Ahero, que se había colapsado a finales de la década de 1990.

Para acabar con la escasa producción de esta zona, la FAO se asoció en septiembre de 2008 con el Consejo Nacional de Irrigación (NIB) de Kenya, la Corporación Financiera Agrícola (AFC) y la asociación Relief & Environmental Care for Africa (RECA) para suministrar a 540 familias semillas de arroz de alto rendimiento, fertilizantes, pesticidas y ayuda técnica.

Ayudaron a los campesinos a organizarse en grupos más reducidos y les pusieron en contacto con los proveedores de servicios, incluyendo bancos y empresas de alquiler de equipos.

Primera buena cosecha en años

Gracias a un sólido mercado local y regional para el arroz, el aumento del rendimiento de la última cosecha se tradujo en mayores beneficios.

En tan solo una temporada, cada uno de los campesinos ganó entre 100 000 y 250 000 chelines kenianos (entre alrededor de 1 600 y 3 300 dólares EE.UU.), lo que supone entre siete y ocho veces lo que habían obtenido el año anterior.

Los comerciantes locales compraron más de la mitad de la producción de Ahero, mientras que otros acudieron desde todos los rincones de Kenya y de los países vecinos. Sólo el Programa Mundial de Alimentos (PMA) adquirió 40 toneladas, que distribuyeron entre las comunidades afectadas por la sequía en la región keniana del Valle del Rift. Se trató de la primera compra efectuada por el PMA en Kenya dentro de su nuevo programa "Compras para el progreso" (P4P, del inglés "Purchase for Progress"), una iniciativa para que los campesinos de bajos ingresos accedan a los mercados.

Aprovechar el impulso

Los campesinos de Ahero han comenzado a ver la agricultura como un negocio y han dado pasos para hacerse autosuficientes, incluyendo el establecimiento de un fondo de crédito rotatorio para financiar la compra de insumos.

Pero necesitan formación adicional en todo tipo de aspectos, desde la gobernanza de grupos y la gestión financiera hasta la comercialización colectiva y las técnicas agrícolas mejoradas. También requieren mejor maquinaria y equipos de procesado, para poder reducir los costes y que su arroz sea más competitivo, y un sistema de irrigación por gravedad para disminuir su dependencia de la electricidad utilizada para bombear agua desde el río.

Estas inversiones podrían hacer mucho para garantizar el éxito de Ahero para reducir la pobreza, según John Mike Ocharo, un campesino de 73 años que está al frente de la zona de riego.

"Si podemos tener una cosecha extraordinaria como la de la última vez, estaremos bien", afirmó. "Ahero estará bien en el plazo de cinco años", añadió.

Las inversiones son clave

En un momento en que los kenianos de todo el país se hacen vulnerables a causa de la sequía y de otras calamidades, la necesidad de mayores inversiones en agricultura se hace cada vez más urgente.

"La mayor parte del tiempo nos limitamos a actuar de bomberos, respondiendo a las emergencias con ayuda alimentaria, transferencias de dinero o insumos para una sola temporada agrícola", advirtió Castro Camarada, Representante de la FAO en Kenya. "Y en dos o tres años, cuando hay otra emergencia, la situación se repite", insistió.

"Tenemos que prestar -añadió- mayor atención a las inversiones a largo plazo en el sector agrícola, incluyendo el almacenamiento de agua en las zonas más áridas, irrigación, diversificación de cultivos y acceso a los mercados". "Creo entonces que en un plazo de entre cinco y diez años, podríamos conseguir invertir la actual situación", concluyó Camarada.

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