La hipertensión en el embarazo: causas y consecuencias

La hipertensión en el embarazo es uno de los cuadros clínicos más comunes que padecen las embarazadas, sobre todo las mayores de 35 años, las mamás primerizas o aquellas que viven embarazos múltiples. En la mayoría de los casos la presión arterial se normaliza semanas después de dar a luz sin complicaciones para la madre y el bebé.






Se estima que una de cada diez mujeres en nuestro país padece hipertensión durante su embarazo, uno de los problemas médicos más frecuentes que se detectan durante la gestación, y cuya causa se desconoce, tal y como destaca la Sociedad Española de Hipertensión Arterial- Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).

Aunque cualquier embarazada puede padecer esta patología, los expertos señalan que este cuadro clínico es más común en mujeres de más de 35 años, primerizas o cuando se producen embarazos múltiples. Además, el riesgo de hipertensión durante el embarazo es mayor en aquellas mujeres con obesidad y diabetes.

La hipertensión en general no da ningún síntoma y se diagnostica con la toma de la misma durante las visitas de control del embarazo que realiza la gestante. Además, en la mayoría de los casos, las complicaciones para la madre y el futuro bebé son mínimas, siempre y cuando se siga un adecuado control.

“La hipertensión no suele producir ningún síntoma evidente. Por ello, es imprescindible seguir en cada visita un adecuado seguimiento de la presión arterial y realizar un análisis de orina que nos permita detectar precozmente la aparición de problemas”, explica la doctora Carmen Suárez, vicepresidenta de la SEH-LELHA.



Diferentes tipos de hipertensión
Se considera que una gestante es hipertensa cuando su tensión arterial tomada tumbada, preferentemente de lado izquierdo y habiendo estado en reposo unos 15 minutos antes de la medida, es superior a 140 mmHg de sistólica (máxima) y/o 90 mmHg de diastólica (mínima). Es conveniente indicar que para considerar a una mujer hipertensa, esta debe tener estas cifras elevadas pasadas al menos 6 horas de la primera toma.

Pero para hablar de hipertensión en la gestación no sólo nos basamos en estos datos absolutos. Un hecho que no nos debe pasar nunca por alto es que una tensión alta también se puede diagnosticar si la gestante sufre un incremento de sus tensiones en relación con las cifras anteriores que se han tomado en el mismo embarazo. Esa elevación debe ser de al menos 30 mmHg en la sistólica y 15 mmHg en la diastólica.

Existen distintos tipos de hipertensión en el embarazo. En torno al 6 por ciento de las embarazadas desarrollan “hipertensión gestacional” que, por lo general, no implica riesgos para la madre y el feto. La hipertensión aparece en la segunda mitad del embarazo y se normaliza transcurridos diez días tras dar a luz. Este cuadro puede volver a repetirse en embarazos posteriores y sólo en un cierto porcentaje de mujeres aparece años después la hipertensión esencial (es decir, presión arterial alta sin una causa identificable).

En otras ocasiones se trata de una hipertensión previa al embarazo, que persiste durante el mismo. En estos casos la hipertensión seguirá estando presente tras el embarazo, puesto que es una patología crónica de la madre.

Finalmente, existe otro tipo de hipertensión, más grave, que se da cuando se acompaña de pérdida de proteínas en la orina (proteinuria), hinchazón en manos, pies e incluso cara y, a veces, convulsiones. A estos cuadros se le denomina preeclampsia y eclampsia, y necesitan de un control y seguimiento exhaustivo porque pueden provocar situaciones de máxima gravedad tanto para la madre como para el feto.



Principales riesgos
Los riesgos que tiene la hipertensión para la madre y el bebé dependerán del tipo de hipertensión y de su severidad. No en todas ellas se dan las mismas situaciones en cuanto a las cifras de presión arterial, semana de gestación en la que surge la hipertensión, situación anterior de la paciente al embarazo, etc. De hecho, la mayoría las mujeres suelen tener embarazos exitosos sin demasiadas complicaciones.

“Aunque en un número reducido, los casos más severos se asocian con riesgo de muerte por cuadro de convulsiones, coma, insuficiencia hepática, renal y trastorno de la coagulación”, apunta la doctora Suárez. “La inmensa mayoría de los cuadros de hipertensión en el embarazo, si reciben la asistencia adecuada, no condicionan secuelas”.

Las secuelas para el bebé varían desde retraso en el crecimiento (con tendencia al bajo peso al nacer), hasta la aparición de eventos graves como son el desprendimiento placentario, sufrimiento fetal o parto prematuro antes de las 37 semanas de gestación.

“En algunos casos la finalización del embarazo, adelantando el parto, es la única forma de solucionar el problema y de evitar complicaciones para la madre y el bebé”, continúa la doctora Suárez, que añade que “los cuadros más severos pueden suponer riesgo de muerte fetal”.



Mucho descanso y buena alimentación
El tratamiento de la hipertensión durante la gestión exige por parte de la paciente seguir una serie de recomendaciones generales. Así, a grandes rasgos, los expertos recomiendan mantener una actividad moderada y aumentar los tiempos de reposo.

“Descansar un número de horas mínimas diarias, incluida la siesta, ayuda a mejorar la hinchazón al disminuir la retención de líquido. La postura durante el descanso, cuando el embarazo ya está avanzado, es importante. Es recomendable acostarse sobre el lazo izquierdo, porque tanto boca arriba como sobre el lado derecho el útero comprime la vena cava y dificulta la buena circulación de la sangre”, explica la doctora Suárez.

En cuanto a la alimentación, los expertos aconsejan llevar una dieta variada rica en frutas y verduras. La sal de la dieta, a diferencia de la pauta a seguir en el resto de hipertensos, no tiene por qué ser restringida. “Sólo se limita su uso en aquellas gestantes hipertensas conocidas que ya respondieron a la reducción de sal en la dieta previamente, o en casos de insuficiencia renal o cardiaca”, puntualiza esta experta. De no ser así, no se restringe la sal dentro de un uso moderado de la misma.

En línea con esta cuestión, otra de los aspectos que más preocupan a las futuras mamás es la lactancia y los posibles riesgos para su bebé. “Existen fármacos seguros para el bebe, que permiten tratar la hipertensión a las madres durante la lactancia. Este aspecto, como muchos otros, debe estar vigilado por el médico”, concluye la doctora Suárez.














Fecha de publicación: noviembre 2009

fuente: http://www.saludalia.com

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