La OMS exhorta a actuar más allá del sector sanitario para mejorar la salud de las mujeres y las niñas

-- Aun cuando se han realizado considerables progresos en los últimos decenios, las sociedades no atienden aún a las necesidades sanitarias de las mujeres en momentos clave de su vida, particularmente en los años de la adolescencia y la vejez, según se indica en un informe de la OMS.

En el lanzamiento del informe, titulado Las mujeres y la salud: los datos de hoy, la agenda de mañana, la Directora General de la OMS, Dra. Margaret Chan, pidió una acción urgente tanto en el sector de la salud como en otros sectores para mejorar la salud y la vida de las mujeres y las niñas de todo el mundo desde el nacimiento hasta la vejez.

«Si se niega a las mujeres la oportunidad de desarrollar plenamente su potencial humano, incluida sus posibilidades de llevar una vida más sana y, al menos, un poco más feliz ¿está verdaderamente sana la sociedad en su conjunto? ¿Qué nos dice esto acerca del estado del progreso social en el siglo XXI?», se preguntaba la Dra. Chan.

Las mujeres dispensan la mejor parte de la atención sanitaria, pero pocas veces reciben la atención que necesitan








En el mundo entero, el grueso de la atención sanitaria está a cargo de las mujeres, ya sea el hogar, en la comunidad o en el sistema de salud, y sin embargo, en esa atención aún no se abordan las necesidades y los problemas específicos de las mujeres a lo largo de su vida.

Hasta el 80% de toda la atención de salud y el 90% de la atención de enfermedades relacionadas con el VIH/Sida se prestan en el hogar, casi siempre por parte de mujeres. No obstante, con demasiada frecuencia, las mujeres carecen de apoyo, de reconocimiento y de remuneración en esa función esencial.

A la hora de atender a las necesidades de salud de la mujer, es más probable que se disponga de ciertos servicios, como la atención durante el embarazo, que de otros como los de salud mental, violencia sexual y detección y tratamiento del cáncer de cuello de útero.

Por otra parte, en muchos países los servicios de salud sexual y reproductiva tienden a centrarse exclusivamente en las mujeres casadas dejando de lado las necesidades de las que no lo son y de las adolescentes. Son pocos los servicios que se ocupan de otros grupos marginados de mujeres, como las consumidoras de drogas por vía intravenosa, las pertenecientes a minorías étnicas y las mujeres de las zonas rurales.

«Es hora de compensar a las mujeres y las niñas, garantizarles la atención y el apoyo que necesitan para que en todo momento de su vida puedan gozar de uno de los derechos humanos fundamentales como es el derecho a la salud», señaló la Dra. Chan.

Las mujeres viven más que los hombres, pero esos años suplementarios no siempre se acompañan de buena salud
El VIH, las dolencias relacionadas con el embarazo y la tuberculosis siguen siendo unas de las principales causas de muerte de las mujeres de entre 15 y 45 años en el mundo entero. No obstante, a medida que la mujer envejece, las enfermedades no transmisibles pasan a ser las principales causas de defunción y discapacidad, particularmente después de los 45 años.

En todo el mundo, los ataques cardíacos e ictus, con frecuencia considerados problemas «masculinos», son también las dos principales causas de muerte de las mujeres. Como las mujeres suelen presentar síntomas diferentes que los hombres, las cardiopatías muchas veces no se les diagnostican correctamente. También tienden a padecer estas enfermedades más tarde que los hombres.

Dado que las mujeres suelen vivir en promedio entre seis y ocho años más que los hombres, representan una proporción creciente de la población de mayor edad. Las sociedades tienen que prepararse ya para abordar los problemas de salud y los costos asociados con la tercera edad y prever los grandes cambios sociales que se producirán en la organización del trabajo, la familia y el apoyo social.

A pesar de algunas ventajas biológicas, la mujer se ve afectada en su salud por una situación socioeconómica inferior
La falta de acceso a la educación, a cargos de responsabilidad y al ingreso puede limitar las posibilidades de la mujer de proteger la propia salud y la de su familia. Aunque existen grandes diferencias respecto de la salud de la mujer entre las regiones, los países y las clases socioeconómicas, las mujeres y las niñas afrontan problemas similares, en particular la discriminación, la violencia y la pobreza, que aumentan su riesgo de mala salud.

Por ejemplo, en el caso del VIH/Sida, el riesgo que entraña la diferencia biológica se agrava en las culturas que limitan el conocimiento de la mujer acerca del VIH y su posibilidad de negociar relaciones sexuales seguras.

«No veremos progresos significativos mientras las mujeres sigan siendo consideradas ciudadanas de segunda clase en tantas partes del mundo», señaló la Dra. Chan. «En muchas sociedades los hombres ejercen el control político, social y económico. El sector de la salud no puede permanecer ajeno a ello. Estas desiguales relaciones de poder se traducen en una desigualdad de acceso a la atención de salud y una desigualdad en el control de los recursos sanitarios», añadió.

Se necesitan cambios y medidas de política en el sector de la salud y fuera de él
En el informe se procura identificar áreas clave de reforma, tanto dentro como fuera del sector de la salud. Ello comporta determinar mecanismos para establecer un liderazgo más firme con la plena participación de organizaciones femeninas, fortalecer los sistemas de salud para que atiendan mejor las necesidades de las mujeres a lo largo de su vida, propiciar cambios en la política pública para conocer de qué manera los determinantes sociales y económicos de la salud afectan adversamente a las mujeres, y dotarse de una base de conocimientos que permitan un mejor seguimiento de los progresos.

Las estrategias para mejorar la salud de la mujer también deben tener plenamente en cuenta la desigualdad de género y abordar los obstáculos socioeconómicos y culturales concretos que impiden a las mujeres proteger y mejorar su salud, se señala en el informe.

Para mayor información, puede comunicarse con:
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E-mail: boltons@who.int

Fadéla Chaib
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